Caminemos hacia una plena y efectiva igualdad de género

Si el Chile de nuestras madres y abuelas es distinto al de hoy es gracias al trabajo constante y permanente de las mujeres chilenas que aportan en todos los ámbitos del quehacer nacional: campesinas, mineras, buzas, artesanas ycientíficas, emprendedoras, feriantes, políticas, trabajadoras en su hogar y cuidadoras de niños; artistas, académicas y servidoras públicas, mujeres migrantes,  de nuestros pueblos originarios, ambientalistasy pobladoras.

Con todas ellas, que en condiciones de desigualdad, construyen un mejor país día a día, estamos en deuda.  Hemos avanzado a paso lento en la igualdad de género, sin reconocer su sobrecarga de trabajo, ni cuantificar en las cuentas nacionales o en el Producto Interno Bruto su aporte concreto al desarrollo de Chile.  

Para consolidar una efectiva democracia paritaria y mejorar cada uno de los ámbitos en los que se desempeñan las mujeres debemos impulsar una agenda con medidas concretas que así lo permitan.

En este sentido nuestra primera propuesta es velar para que el proyecto de ley que garantiza una vida sin violencia considere todo tipo de relaciones, impulse una red apoyo hacia las víctimas e invierta en prevención y atención especializada.

En esta misma línea creemos que la autonomía del propio cuerpo es esencial para que las mujeres sean ciudadanas titulares de derecho. Por esto apoyamos la Ley de Aborto en tres causales, la profundización de los derechos sexuales y reproductivos y la sanción de todos los tipos de acoso sexual.

Un tema que no podemos soslayar es el de la fecundidad corresponsable. Para que esto se haga realidad impulsaremos la universalidad en el pago de la tasa de fecundidad que ahora solamente se carga a las mujeres en edad fértil en los planes de salud de las isapres y Fonasa. Esto significa que nunca más la mujer en edad fértil podrá ser discriminada por “el riesgo de quedar embarazada”. Ese no es un riesgo, sino que un activo para la sociedad chilena y por eso, entre todos debemos hacernos cargo de ese mal llamado “riesgo”.

Tal como ya nos hemos comprometido antes, propondremos políticas públicas que aseguren la igualdad de derechos y la no discriminación de la diversidad sexual a través de una legislación que contemple la Ley de Matrimonio Igualitario, la de filiación y la de Identidad de género.

Por otra parte, para que el trabajo doméstico se democratice y se distribuya entre toda la sociedad, propondremos una legislación que ponga énfasis en las mujeres trabajadoras y jefas de hogar, fortaleciendo su situación económica y buscaremos mecanismos para que la Ley de Igualdad salarial no sea letra muerta y tenga facultades fiscalizadoras y sancionadoras.

En el plano político consolidaremos la participación de las mujeres a través de estrategias que vayan más allá de la Ley de cuotas. Revisaremos la norma de paridad en la inscripción de las listas y, elección tras elección, nos comprometeremos a evaluar sus efectos e introducir medidas para ampliar el incremento de representación femenina, no sólo en el Congreso Nacional, sino que también en los gobiernos locales, regionales y ministerios.

En términos institucionales, haremos transversales las temáticas de género en todos los niveles del Estado a través de formulación de indicadores de género sectoriales; estadísticas y estudios, además de capacitar a los/as funcionarios/as públicas en perspectiva de género para que contemplen en el diseño, aplicación y evaluación de programas públicos.

El país y el mundo se enfrentan a una nueva época que nos desafía individual y colectivamente a avanzar con mayor celeridad en políticas, acciones y acuerdos que permitan distribuir el poder de manera equitativa e integradora.

Volvamos a pensar un nuevo Chile bajo la consigna de las aguerridas activistas de los ochenta “democracia en el país y en la casa”, avancemos para que las mujeres tengan total poder y autonomía en sus decisiones políticas, económicas y físicas y derribemos las barreras y brechas de género para puedan ejercer plenamente sus derechos y una ciudadanía completa.